Desde Zadar vamos de nuevo hacia el interior a conocer uno de los lugares más bonitos de Croacia, el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice.
Estos lagos deben su belleza y atractivo inigualables a la piedra kárstica y dolomítica además de a las plantas formadoras de barreras como el travertino.
Como resultado de la disolución de las piedras calizas y la formación de presas naturales en donde se embalsa el río, han surgido los 16 lagos de Plitvice. Representan un maravilloso fenómeno de la naturaleza rodeado de bosques donde viven osos, lobos y otras especies animales y vegetales.
Os hemos contado la parte «científica» de como surgieron estos lagos, y ahora, vamos con la parte de la leyenda.
Dicen los croatas que después de una sequía prolongada, la Reina Negra se compadeció del karst y trajo fuertes lluvias al suelo. Cuando estas lluvias se remansaron, formaron los lagos.
Los lagos de Plitvice son el Parque Nacional más antiguo de Croacia y uno de los primeros en ser incluidos en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad UNESCO.
Sus 16 lagos grandes y un número considerable de otros más pequeños están conectados entre sí cascada a cascada. La diferencia de altura entre el primer lago y el último es de 134 metros. Los lagos se dividen en la parte superior (dolomita) y en la parte inferior de piedra caliza.
Siempre es buena época para visitar los lagos. Si vais en verano oiréis rugir el poder del agua al caer por las cascadas; en otoño, os sorprenderá la gama de colores otoñales de su bosque que contrastan con el azul del agua; si optáis por el invierno os encontraréis cascadas detenidas en el tiempo por el hielo; y si preferís la primavera os veréis una verdadera explosión de color y vida.