Datos Básicos:
- Como llegar desde Plasencia a:
- Garganta de los Infiernos
- Valle del Jerte
- Museos y Centros de Interpretación del Valle del Jerte: Os dejamos aquí el enlace a la web donde podréis encontrar información de horarios y precio de las entradas.
En esta ocasión, os traemos dos de los destinos naturales más conocidos de Extremadura. Siempre que vamos de camino al Jerte, se nos viene a la cabeza las imágenes de los cerezos en flor y, como no, su rico fruto, las cerezas. Por otro lado, la Garganta de los Infiernos, cada vez es más conocida por sus «pilones» naturales que aseguran un baño refrescante.
Pero, pese a ser un destino más típico de primavera-verano, también os recomendamos que lo visitéis en otoño donde disfrutaréis de unos paisajes espectaculares.
De hecho, en esta publicación, veréis fotografías de estas dos épocas del año. Si luego no podéis decidir cuando ir… ¡¡no nos echéis la culpa!!
De Camino al Jerte
El Valle del Jerte se sitúa entre las localidades de Plasencia y Tornavacas, que hace de frontera natural con la vecina provincia de Ávila.
La primavera, es la época del año en la que recibe mayor número de turistas debido a la famosa floración de sus cerezos.
Parte de su encanto se lo da la orografía del terreno, un valle suave, en forma de V, atravesado por el río Jerte. Un paisaje de cuento que fue declarado de interés cultural en 1973
El valle está protegido por las laderas de 2 cadenas montañosas que forman parte del macizo de Gredos. De esta manera se genera un microclima, más suave y con mayor humedad, por eso, el agua es protagonista.
Desde la Edad Media, el Valle del Jerte está cubierto de cerezos, y entre finales de marzo y principios de abril, con su floración, el valle se vuelve blanco… ¡¡todo un espectáculo para los sentidos!!
La fecha de la floración varía cada año dependiendo de factores climatológicos. Pero, una vez que comienza, hay que darse prisa porque… ¡¡sólo dura de 12 a 15 días!! Pero, tenemos una buena noticia. Si os retrasáis podréis vivir un espectáculo diferente, la lluvia de pétalos de flores, que es todavía más corta, no dura más de 4 días, y entonces, es el suelo el que se tiñe de blanco.
La mejor manera de visitarlo es cogiendo la carretera N-110 desde Plasencia. El recorrido es corto, sólo unos 38 kilómetros por una carreta con un carril por sentido, que discurre con el río Jerte a la izquierda y va atravesando los pueblos del valle, como Navaconcejo, Cabezuela del Valle, Valdastillas y Jerte.
Para nuestro gusto, los más bonitos son Cabezuela y Valdastillas, pero, por dos motivos muy distintos.
En Valdastillas hay unas cascadas que poca gente conoce, las del Caozo.
Sobre una pared de granito, el agua se precipita en una caída de más de 30 metros, cubriendo de blanco la roca. Se trata de un entorno mágico entre grandes ejemplares de robles, fresnos y alisos.
Mientras tanto, Cabezuela, destaca por su interés arquitectónico, y es que su casco histórico presenta una forma urbanística triangular ya que se desarrolló verticalmente. Con calles empinadas y laberínticas además de callejones umbríos que evocan su diseño medieval de judería, esta localidad merece una visita. ¡Ah! y no os hemos contado lo mejor… ¡¡aquí está el Museo de la Cereza!! No os vamos a contar las exquisiteces que podéis comprar en su tienda… mejor, averiguadlo por vosotros mismos.
De camino al Jerte en otoño, os encontraréis que el blanco de la flor del cerezo ha dado paso a hojas ocres y rojizas que propician unos paisajes otoñales espectaculares.
Garganta de Los Infiernos
Si en el Valle del Jerte hay una excursión que no podéis dejar de hacer, es recorrer la reserva natural de La Garganta de Los Infiernos.
El itinerario da comienzo en el Centro de Interpretación, ubicado a 3 kilómetros de Cabezuela. Podemos realizar el recorrido de forma circular, ascendiendo por un sendero repleto de vegetación y regresando por una pista forestal.
Pero, la opción más popular es coger la ruta lineal, más corta, con una longitud de unos 3 kilómetros por trayecto, aunque puede prolongarse hasta los 16 kilómetros para conocer en profundidad el interior de la reserva.
Por el camino acompañan arroyos y riachuelos que dan paso a saltos de agua y cascadas. En la reserva también son comunes los árboles de hoja caduca como robles, castaños, madroños y, por supuesto, los cerezos.
Y llegamos a «Los Pilones», las conocidas piscinas naturales de la Garganta de los Infiernos. Aquí, las agitadas aguas del deshielo descienden a través de una roca granítica con más de 200 millones de años de antigüedad. Entre sus pozas, corre el agua fresca y cristalina, así que no lo dudéis, y si hace buen tiempo daos un baño.
Los Pilones se encuentran en el tramo medio de este paraje natural, y para subir a la poza más alta habrá que acceder por un puente de madera que da paso a un caminito sobre las pozas.
Ahora, sólo queda disfrutar del paisaje y acercarnos a alguno de los merenderos habilitados para recuperar fuerzas.